13/01/2025

¿Cómo será el mercado de las Comunidades Energéticas en 2025?: Perspectivas y Desafíos

El sector energético está en plena transformación, y las comunidades energéticas continúan posicionándose como uno de los conceptos más innovadores y prometedores para afrontar los retos actuales de sostenibilidad, eficiencia y democratización de la energía. En este contexto, 2025 se perfila como un año clave para consolidar este modelo, pero también para superar desafíos importantes que definirán su evolución a largo plazo.

Las comunidades energéticas, entendidas como agrupaciones de personas, empresas e instituciones que producen, consumen y gestionan su propia energía de forma colectiva, representan un cambio de paradigma. Ya no se trata solo de consumir energía de fuentes renovables, sino de ser partícipes activos en la gestión de los recursos energéticos locales. Este empoderamiento energético conlleva beneficios ambientales, económicos y sociales, pero ¿estamos realmente preparados para adoptar este modelo de forma masiva?

Un mercado en expansión, pero con desafíos

El papel de las distribuidoras de energía

Uno de los principales retos para 2025 es la agilidad de las distribuidoras de energía a la hora de dar de alta los autoconsumos colectivos. Con frecuencia, los tiempos de tramitación son excesivos o se encuentran limitaciones técnicas que ralentizan los proyectos, lo que genera frustración entre las comunidades. Agilizar estos procesos es clave para que el modelo pueda escalar.

El desarrollo normativo

Esta falta de agilidad va vinculada con la falta de definición legal del desarrollo de CCEE, sobre todo ciudadanas, y de los procesos y responsabilidades que deben implementar las distribuidoras, así como una falta de seguimiento y control de su cumplimiento por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

El papel de las comercializadoras de energía

Otro desafío importante son las comercializadoras, responsables de facturar la energía a los usuarios finales. Actualmente, muchas de ellas aún no están preparadas para reflejar en sus sistemas la energía que proviene del autoconsumo colectivo, lo que complica la transparencia en la facturación y puede desincentivar la participación de los usuarios. Adaptar sus procesos es imprescindible para ofrecer un servicio claro y adaptado a las nuevas realidades del mercado.

La brecha digital

Por último, la tecnología juega un papel fundamental para garantizar transparencia, equidad y veracidad en los datos dentro de las comunidades energéticas. Sin embargo, la brecha digital sigue siendo una barrera importante. Con frecuencia, las personas interesadas en proyectos de comunidades energéticas carecen de experiencia en el uso de herramientas digitales necesarias para gestionar y monitorizar el consumo eléctrico de sus viviendas o negocios, conocer la tarifa contratada, o realizar cambios con la comercializadora (véase el panel de hogares de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, primer semestre de 2024). Esta falta de familiaridad puede dificultar la adopción y gestión de soluciones digitales. Por ello, nuestra misión es facilitar herramientas tecnológicas que sean comprensibles y accesibles para los usuarios, garantizando una experiencia sencilla y eficiente. La digitalización es clave para aportar transparencia y confianza, pero debe ser inclusiva para que nadie quede atrás.

Diferencias entre CCAA

Además, existen importantes diferencias regionales en España en el desarrollo de comunidades energéticas. Comunidades autónomas como Navarra, el País Vasco, la Comunidad valenciana y Cataluña destacan por contar con un mayor número de proyectos, impulsados por una cultura colaborativa más arraigada, así como por el apoyo institucional y los incentivos específicos (véase el Observatorio nacional de Comunidades Energéticas, Informe de Indicadores 2023, ECODES). En estas regiones, la ciudadanía está más predispuesta a participar en proyectos colectivos y a asumir un rol activo en la gestión de la energía. Por otro lado, en comunidades autónomas con menor tradición asociativa, el avance ha sido más lento, debido a un menor conocimiento del modelo y a una menor implicación ciudadana. Esta diversidad pone de manifiesto la necesidad de adaptar las estrategias de implantación de comunidades energéticas a las particularidades de cada territorio, promoviendo campañas de sensibilización que fomenten la cultura colaborativa y el compromiso con la transición energética.

Perspectivas para 2025

A pesar de los retos, somos optimistas sobre el futuro de las comunidades energéticas. En 2025 veremos un aumento significativo de proyectos piloto y la consolidación de iniciativas que ya están en marcha. También esperamos avances en la regulación, especialmente en lo que respecta a la simplificación de los procesos administrativos y a la creación de incentivos claros para promover la participación ciudadana.

Un aspecto que no podemos ignorar es la importancia de la colaboración público-privada. Las administraciones tienen un papel fundamental para facilitar el desarrollo de comunidades energéticas, pero es imprescindible que trabajen de la mano con las empresas y la ciudadanía.

Desde nuestra experiencia, hemos visto que los proyectos que mejor funcionan son aquellos que logran alinear los intereses de todos los actores implicados, creando un ecosistema colaborativo y sostenible. En estos proyectos, el papel de las OTCs es crucial.

El rol de Inergy en el escenario de las Comunidades Energéticas

En Inergy hemos desarrollado un software propio de contabilidad y gestión de Comunidades Energética (SIE-Comunidad), con el que hemos tenido la oportunidad de participar en diversos proyectos, lo que nos ha permitido identificar tanto las oportunidades como las barreras que enfrenta este sector. Nuestra visión es clara: contribuir a democratizar el acceso a la energía renovable, apoyando la creación de comunidades energéticas sostenibles y escalables mediante el uso de la tecnología.

No se trata solo de instalar placas solares o baterías; se trata de crear un cambio cultural en la forma en que entendemos y gestionamos la energía. Esto implica educar, sensibilizar y acompañar a las personas en el proceso de convertirse en prosumidores. Además, implica una innovación continua para desarrollar soluciones que realmente respondan a las necesidades de las comunidades.

Por esta razón, en Inergy estamos en constante evolución, mejorando nuestras herramientas con nuevas funcionalidades que faciliten esta transformación y permitan a las comunidades energéticas gestionar su energía de manera más eficiente y consciente.

Hacia un futuro energético más colaborativo

Si algo nos ha enseñado la evolución del sector energético en los últimos años es que el futuro será colaborativo o no será. Las comunidades energéticas son una muestra de que es posible construir un modelo energético más justo, sostenible y participativo, pero necesitamos voluntad política, innovación tecnológica y, sobre todo, un cambio de mentalidad.

En Inergy creemos firmemente en este modelo y seguiremos trabajando para hacerlo realidad. 2025 es un año decisivo, y estamos convencidos de que estamos en el camino correcto para transformar el sector energético y hacerlo más humano, inclusivo y resiliente.

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