Los días 25 y 26 de abril se celebró en el Prat de Llobregat (Barcelona) la primera edición de la Cumbre de Comunidades Energéticas, organizada por la Unión española de fotovoltaica (UNEF). Representando a InerGy y BeeData, asistimos Xavier Cipriano, Sergi Pérez (gestor de producto e innovación) y yo, Sara Caballero (gestora de desarrollo de negocio). El notable interés que despertó esta iniciativa, reflejado en el gran número de asistentes, dejó claro que se trata de un foro sumamente necesario y que marcará el inicio de futuras ediciones. La diversidad de participantes, desde instituciones como el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE) y representantes gubernamentales hasta voluntarios comprometidos, así como empresas de mediano tamaño, cooperativas y asociaciones, enriqueció los debates y las presentaciones.
Se abordaron diversos temas cruciales para el desarrollo e implantación de las comunidades energéticas. Preguntas como: ¿Ha llegado el momento de las comunidades energéticas?, ¿Qué es la transición energética participativa?, ¿Existe la comunidad energética más allá del autoconsumo colectivo? ¿Cuáles son las principales barreras que existen hoy en la creación de las Comunidades Energéticas? ¿Qué figuras jurídicas son posibles y que mecanismos de financiación existen hoy en día?
Durante la jornada también asistimos a la presentación de diversos proyectos pioneros, en ámbitos rurales, industriales y urbanos, y conocimos sus experiencias, algunas de las cuales compartían entre sí.
La creación de comunidades energéticas es un ecosistema vibrante y diverso, y que se encuentra en plena evolución, según definió Joan Groizard, Director General del IDAE. Y es que una comunidad energética es un ejemplo de cadena vertical integrada ya que puede generar, consumir, almacenar y distribuir energía. La comunidad energética es un actor distinto y alternativo a las empresas internacionales, y supone un cambio de 180º hacía una transición energética participativa. Un sistema en el que compartir energía limpia es la prioridad. No se trata de suministrar, se trata de generar y compartir.
Durante la cumbre, hubo aspectos sumamente recurrentes, como la necesidad de tener un marco retributivo que regule el autoconsumo colectivo, o definir qué papel tendrá la figura de la comunidad energética dentro del sistema eléctrico. E incluso normas para la distribución y la futura generación. Desde Europa, se están promoviendo regulaciones a través de directivas que fomentan la creación de comunidades en la Unión Europea. Sin embargo, estas directivas deben ser trasladadas a la legislación española, y este proceso está experimentando retrasos. Es crucial que se promulgue un real decreto que regule las comunidades y que garantice su desarrollo.
Se destacó la importancia de los Ayuntamientos como impulsores de proyectos de energías renovables con retorno social. En InerGy, estamos viendo un aumento en la cantidad de proyectos en los que los Ayuntamientos ceden los techos de sus edificios públicos para que la comunidad comparta la energía generada. Asimismo, en algunos casos, el Ayuntamiento asume la inversión inicial en la instalación a cambio de una asignación de energía para cada participante.
Además de las preocupaciones en torno al marco regulatorio, se enfatizó la necesidad de simplificar los trámites burocráticos relacionados con los proyectos y agilizar las activaciones de los autoconsumos colectivos, los cuales actualmente experimentan largos tiempos de espera.
En cuanto a la financiación, gran parte de las comunidades energéticas se están constituyendo a través de figuras como cooperativas o asociaciones. En muchos casos, combinar el voluntariado con una capacidad profesional cualificada ayudará a que la gestión de los proyectos sea un éxito. Se resaltó la importancia de potenciar la cultura asociativa en España, así como mancomunar comunidades para dar soluciones a problemas comunes y rentabilizar al máximo posible los costes de gestión asociados.
La digitalización fue otro tema crucial en este tipo de proyectos, muchos de ellos desarrollados en entornos poco familiarizados con la tecnología. La sostenibilidad de las comunidades energéticas está estrechamente ligada a la tecnología, proporcionando transparencia y dinamismo necesarios para una gestión exitosa. Se subrayó la necesidad de contar con gestores de comunidad profesionalizados.
La cumbre concluyó con la lectura del Manifiesto de la I cumbre de Comunidades Energéticas, al que se ha sumado InerGy, como facilitador tecnológico, con el mismo objetivo en común, impulsar la creación de comunidades energéticas y colaborar para que sea una figura clave en la transición energética.
Inergy y Bee Data han desarrollado la Plataforma SIE-Comunidad que permite dimensionar y gestionar las comunidades. ¿Ya la conoces?